domingo, 12 de diciembre de 2010

Istmo de Tehuantepec

 
Enrique Galván-Duque Tamborrel
agosto / 2005
 
 
El Istmo de Tehuantepec desde que fue poblado ha tenido características muy particulares. Se cree sus primeros asentamientos humanos se formaron sobre la afluencia del río de los perros aproximadamente 15 siglos antes de Cristo. Por su proximidad con las costas del Pacífico, así como por las características de sus playas en donde es posible la pesca a pie, en lugares donde el mar muerto o lagunas les permite a los pescadores nativos introducirse mar adentro caminando para capturar camarón, almejas y otras especies marinas; se piensa que los primeros asentamientos localizados en esta zona antecedieron al desarrollo de la agricultura.

Por otro lado, la gran diversidad de flora y fauna existente en la zona con posibilidades de ser empleada en la alimentación son otros elementos que permiten afirmar que la sedentarización precedió al desarrollo una agricultura, lo que es un caso aislado en la historia de la formación de los pueblos mesoamericanos e inclusive en el origen de las ciudades. El hecho de que los principales asentamientos prehispánicos se haya efectuado en las márgenes de los ríos se debe probablemente a que era los ríos eran el medio más propicio para abastecerse de agua dulce para el consumo humano.
El istmo oaxaqueño estuvo habitado por diferentes etnias que según su periodo de llegada a la región, su capacidad de adaptación y organización social, así como su fortaleza, capacidad de colonización e integración con el variado entorno ecológico, dominaron diferentes áreas de la región. Areas que conforme fueron llegando los diferentes grupos étnicos al istmo, se fueron replegando a zonas que consideraban con mayor posibilidades de adaptación y ahí establecieron sus principales centros de población y fueron definiendo los territorios históricos que en la actualidad están bajo su control.

La ubicación actual de las etnias que habitan el istmo oaxaqueño muestra los espacios que ha lo largo de su historia han conservado como propios permitiendo una convivencia pacífica entre ellos y la reproducción de su propia cultura en un continente territorial que cada grupo étnico reconoce como propio y que ha determinado a lo largo de su historia. Así encontramos que los mixes habitan en la parte baja de la sierra occidental, los zoques en la sierra atravesada, los huaves en algunos pueblos del litoral de las lagunas Superior e Inferior, los chontales en las planicies próximas a la región de la costa, y los zapotecos, es el pueblo que se ha adaptado a los diferentes paisajes geográficos de la región y ha dejado sentir su influencia cultural en los otros grupos étnicos de la región. Lo mismo encontramos pescadores zapotecas en frágiles embarcaciones en Conchalito, Chicapa de Castro, San Vicente, como en Salina Cruz como en los pueblos huaves de Santa María del Mar, San Mateo del Mar, San Dionisio del Mar y Pueblo Viejo en San Francisco del Mar. Lo mismo sucede con la población zapoteca que vive de la explotación del café en plena zona mixe, o los que se dedican a la explotación forestal de maderas tropicales con los zoques de Chimalapa. En donde además los zapotecos son quienes controlan la mayor parte del comercio regional y muchas veces son los intermediarios en la venta de camarón de laguna con los huaves y el mercado nacional, con la compra venta de café, madera, trajes regionales y abarrotes.

En el transporte e inclusive en la organización social, como se pude apreciar en las fiestas de todos los pueblos del Istmo, en la forma de vestir, en la preparación de algunos alimentos e inclusive en los prestamos lingüísticos que toman las demás etnias istmeñas de los zapotecos.
La historia reciente se puede entender como un proceso de zapotequización de los grupos étnicos del istmo, en donde los principales ejes de influencia se definieron a mediados del siglo XIX y cobraron especial significado con la separación de Juchitán de su antigua cabecera distrital, de Tehuantepec.

Desde el siglo XIX, hasta mediados del siglo XX tres fueron los principales centros de población del Istmo, Tehuantepec, Guichicovi y Juchitán, con la construcción del ferrocarril que se inauguró en 1907 y posteriormente con la construcción de la carretera internacional de 1942 a 1947, Juchitán fue adquiriendo cada vez mayor importancia quedando rezagada Guichicovi, ya que por este centro de población mixe, no pasaría alguna de estas dos vías de comunicación.

Las importantes inversiones en instalaciones petroleras e industriales de los años cuarenta, la colonización y formación de nuevos centros de población en el istmo veracruzano fueron constituyendo en la región un corredor que cada vez tenía mayor importancia económica, por eso en el año de 1946, ante la necesidad de mejores medios de comunicación en la zona petrolera del Golfo, se inició la construcción de la carretera Transístmica con el fin de aumentar el movimiento comercial e industrial interoceánico por carretera y ferrocarril. A pesar de que Guichicovi quedaba más cerca del Istmo veracruzano la mayor parte de mano de obra con la que contribuyó el istmo oaxaqueño en la construcción de las instalaciones industriales del istmo veracruzano fue originaria de Juchitán y de ahí también sería la mayor parte de la población que colonizó el istmo veracruzano, en donde también es notorio el proceso de zapotequización de estos pueblos y el predominio de costumbres y tradiciones de los zapotecos del istmo.

La construcción de la carretera transístmica en los años cincuenta permitió un mayor desarrollo de Matías Romero en el istmo oaxaqueño, ya que con ello, además de ser uno de los tres centros ferroviarios más importantes de la región, aparte de Ixtepec y Salina Cruz, a partir de mediados de siglo también pasaba la carretera internacional, quedando Guichicovi arrinconada en la Sierra del Mixe Bajo.

En tanto para la parte veracruzana significó el fortalecimiento de sus zonas industriales recién creadas y un acelerado proceso de colonización. Por otro lado, con la prolongación de la Carretera Internacional hacia Chiapas, los centros de población que se localizaban sobre el antiguo camino nacional, Niltepec y Tapanatepec adquirieron mayor dinámica poblacional e importancia económica, aunque no con la importancia de Juchitán y Tehuantepec, también favorecieron al desarrollo de un mercado interno y su mayor integración a la economía nacional, ya que con la carretera llegaron productos manufacturados que rápidamente fueron desplazando la producción de artículos regionales y locales como gaseosas, panela, ropa y calzado. A mediados de los años setenta el Istmo oaxaqueño atrajo la atención nacional para la inversión industrial.

En 1974 se iniciaron las primeras gestiones para instalar un moderno ingenio en Juchitán, que se inauguraría en 1979. En ese mismo año se iniciarían los preparativos expropiatorios de los terrenos donde se construiría años después la Refinería de Petróleos Mexicanos de Salina Cruz.
En 1979 se puso en marcha el proyecto del puerto industrial en el poblado de Salinas del Marqués, en una extensión de 266 hectáreas, por lo que se iniciaron los trabajos de desalojo de sus habitantes, de modo que para 1981 el asentamiento prácticamente había desaparecido. Estas inversiones en salina Cruz generó en los años siguientes una gran dinámica económica y su acelerado crecimiento demográfico, a tal grado que es actualmente el centro de población con mayor crecimiento económico y demográfico de la región.

De acuerdo a la clasificación de ciudades presentada en las Estadísticas Históricas de México, hasta 1960 en el estado sólo había una ciudad, que era la capital del estado. No fue sino hasta 1970 cuando se sumaron las ciudades istmeñas de Juchitán, Tehuantepec y Salina Cruz por agrupar a más de 15,000 habitantes; agregándose durante 1980 de acuerdo al censo, la ciudad de Matías Romero. Las otras tres también habían pasado al rango de ciudades de 20,000 a 50,000 habitantes (INMEGI-INAH 1985:857-863), por lo que Ixtepec quedaba excluida.

Como hemos tratado en el presente trabajo, la parte que más se ha desarrollado económicamente y que en la actualidad cuenta con mayor infraestructura caminera y servicios es el corredor transístmico quedando como areas marginadas o de menos atención la parte de la selva chimalapa, el litoral de las lagunas superior e inferior y gran parte del actual distrito de Tehuantepec próximo a la sierra Madre Occidental y a la Sierra Madre del Sur, territorio donde habitan los mixes y los chontales.

A pesar de que el 50% del territorio del istmo está incomunicado (zonas zoque, mixe bajo, huave y chontal) la zona zapoteca está integrada al desarrollo nacional, por las vías de comunicación que ahora lo unen de manera eficiente con el Istmo veracruzano, con Chiapas, la costa oaxaqueña y en menor medida con la capital del estado. Lo que ha permitido que los pueblos zapotecos del istmo sean un importante mercado para la ciudad de México, Veracruz y Chiapas, convirtiéndose a su vez en los intermediarios con los otros grupos étnicos que habitan en la región ampliando su mercado y obteniendo grandes utilidades.

A pesar de estas desigualdades en el interior de la zona, no se puede negar que la construcción de vías de comunicación, y de la aplicación de los proyectos de inversión que el Estado ha puesto en marcha en la región, a pesar de que muchas veces no cumplieron con los objetivos marcados, si lograron alterar el modo de vida de la región, y llevaron conocimiento y nuevas actividades que les permitieron a los istmeños mejorar sus condiciones de vida, aunque también les haya generado nuevos problemas a vencer.

 

 



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