domingo, 12 de diciembre de 2010

Los pendientes de Fox



 Enrique Galván-Duque Tamborrel
septiembre / 2005

 

 

El presidente Vicente Fox rompió el formato tradicional del informe –así lo consignan los medios, aunque de hecho ya lo estaba desde el primer informe--de gobierno que presenta el primer mandatario al Congreso de la Unión.   El discurso del Presidente fue ante todo un el mensaje político que dirigió a los mexicanos, más que al Congreso, en el que reiteró su imparcialidad en las elecciones de 2003 y llamó a construir puentes y acuerdos. Los tiempos políticos obligan y con la entrega del V Informe de Gobierno del presidente Vicente Fox, se inicia el balance de su gobierno, el de la alternancia y el que prometió a México cambios profundos en la política, en lo social y en la economía, el que despertó grandes expectativas aquí y en el extranjero de que mejoraría sustancialmente la situación del país.

El Presidente llegó al recinto de San Lázaro con la seguridad de que los mexicanos aprueban, de acuerdo con la encuesta de Mitofsky, con 59%, la forma en que gobierna.  Pero también con la conciencia de que los principales problemas del país, para los mexicanos, son la inseguridad —y la violencia que ocasiona—, el desempleo, el crecimiento de la economía, la pobreza y la corrupción. Las encuestas —los oráculos del siglo XXI— también señalan que si hoy tuvieran lugar las elecciones, el partido del Presidente (el Partido Acción Nacional, PAN) no ganaría.

Entre los logros de Fox pueden considerarse la estabilidad macroeconómica, el control de la inflación e incluso su disminución a niveles históricos -- continuación de resultados del gobierno anterior, dice la oposición, aunque bien sabemos que no es asi--, la reactivación del crédito hipotecario y de la construcción de vivienda y la disminución de las tasas de interés. Y, sin embargo, en materia económica está pendiente el crecimiento.  Fox ofreció durante su campaña electoral que el país crecería a 7% anual, pero este debe ser con el concurso de la sociedad –no hay gobierno en el mundo, por excelente que se le quiera, que pueda solo con la carreta--. . En cinco años ha crecido 1.7%. Y si los resultados del crecimiento económico son tan magros, pues es evidente que no ha podido recuperarse el empleo, cuestión crucial para el bienestar social y también para la disminución de la pobreza.

Indudablemente, este tema tiene una gran importancia en tiempos en que en México deben crearse 1.2 millones de empleos al año nada más para absorber la mano de obra que se incorpora al mercado de trabajo. Porque en eso consiste nuestro bono demográfico, en que los muchos más jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo encuentren empleo. Triste paradoja: que no se estén creando empleos suficientes. Ello contribuye a que tengamos una pérdida neta de población de 400 mil personas al año —que emigran a Estados Unidos en busca de empleo—, según datos del Consejo Nacional de Población. México tiene un déficit de crecimiento y un déficit de empleo. De manera que si hablamos de la economía, en lo sustantivo, en lo que atañe al bienestar de las personas, el balance es negativo. No es de extrañar que el empleo esté creciendo casi exclusivamente en la economía informal. Y si hablamos del financiamiento de las pequeñas y medianas empresas, el balance es también negativo, muchas han cerrado.

En política social, los avances que han permitido reducir marginalmente la pobreza rural tienen un impacto limitado. Sobre todo si se considera que la pobreza urbana avanza y que no se ha roto el círculo que hace que para grupos enteros —indígenas, mujeres, jóvenes urbanos— la pobreza se reproduzca. Además, habría que definir qué tanto esa reducción de la pobreza se debe a las remesas de los emigrantes que son mucho mayores que el presupuesto destinado a desarrollo social.

El segundo pendiente del gobierno de Fox es el de la seguridad. La inseguridad en las grandes ciudades, aunada a la violencia del narco en la frontera y en algunas ciudades, representa el principal problema para los mexicanos. Resulta evidente que el gobierno federal no ha sido capaz de armar un esquema de coordinación con estados y municipios, procuradurías, policías para combatir la violencia de manera efectiva. Y esto, sin duda, lastima a la sociedad mexicana. En los temas de la seguridad —los secuestros y la violencia—, lo que se percibe es deterioro, la falta de control y de coordinación. Los mexicanos exigen resultados que frenen y reviertan la inseguridad.

El tercer pendiente del gobierno de Fox se da en materia política. Es cierto que ha tenido un Congreso sin mayoría de su partido, pero también lo es que no ha sido capaz de trabajar con el debido respeto hacia el Legislativo y los partidos de oposición para construir acuerdos. Durante su V Informe ante el Congreso, el Presidente llamó al diálogo y a la construcción de acuerdos al Congreso y a los partidos. Dijo: "Sin diálogo no hay acuerdo, las democracias se fundan en la negociación y se consolidan en los cambios legislativos", al tiempo que reconoció que es responsabilidad del Ejecutivo procurar que fluyan los acuerdos. Es de esperarse que no sean sólo palabras.

Hay muchas reformas pendientes —la energética, la hacendaria, la laboral, la reforma del estado…— que no se han construido en cinco años de gobierno de Fox y, sin duda, el adelanto de los tiempos electorales ha sido un escollo adicional.  Pero, sobre todo, hay que reconocer que el sexenio de Fox llega a su ocaso y es difícil pensar que en tiempos electorales se pueda avanzar en todo lo que su gobierno dejó pendiente, relegó como si no fuera necesario, mientras privilegió la confrontación y sus campañas de imagen sobre una visión de Estado y de mesura en las palabras. El gran ausente fue el tema de la migración y de la gran reforma que iba a exigir Fox en Estados Unidos, lo que llamó el acuerdo migratorio.

Claro que tiene razón el Presidente cuando afirma que se han construido muchos muros y pocos puentes, esa ha sido una de las características de su gobierno. Ahora exige más puntos de encuentro para lograr entendimientos básicos. ¿Demasiado tarde? Ojalá y no aunque las dinámicas políticas apuntan hacia la confrontación en tiempos electorales que han comenzado ya con miras a las elecciones presidenciales y de Congreso en julio de 2006. En México se ha hecho común escuchar que "el sexenio se acabó".

Enormes tensiones políticas precedieron el informe presidencial. Mal ambiente el creado por Fox en los días previos debido a su campaña mediática de televisión Rumbo al V Informe, positiva y necesaria a todas luces pero que, según los obtusos, reabre y aumenta la confrontación del Ejecutivo con la oposición —fundamentalmente con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que sigue siendo el mayor partido en México— y con el Congreso, donde no tiene mayoría. Un buen signo fue sin duda que durante el informe los partidos elevaron la mira y pusieron el acento en la política constructiva. Un mal signo es que, un día después del informe, Fox inició ya otra campaña de spots en televisión. Él sabe que las audiencias sustentan el apoyo a su gobierno y no está dispuesto a abandonar las campañas, aunque, según los necios, estas cierren las puertas a los acuerdos políticos.

El presidente Fox recibió una dura respuesta a su intervención por parte del diputado Heliodoro Díaz, del PRI, quien señaló desde la más alta tribuna del Congreso que las expectativas —del gobierno de Fox—no se han cumplido, la alternancia no arrojó lo esperado, faltan logros, hay un estallido de inseguridad y violencia que es motivo de gran preocupación, existe un déficit democrático de coordinación. Exigió resultados, no retórica. Y respondiendo a las acusaciones del Presidente contra el Congreso, advirtió que "no queremos servir de coartada del fracaso…". Sin embargo, puso el acento en la disposición del Legislativo al diálogo mientras exigió de parte del Presidente un compromiso político explícito y claro. Siempre existe la posibilidad de rectificar.

Finalmente ---independientemente de cuanto haya razón de un lado o del otro en cuanto a la actual gestión, que eso dependerá de un análisis razonado--- destaco lo fundamental: se acabó el exacerbado presidencialismo, ya no más el servilismo al "SEÑOR PRESIDENTE".

 


 

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