domingo, 12 de diciembre de 2010

Sainete en el PRI

  

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel
septiembre / 2005

 

 

Muchas veces se ha vaticinado que el PRI se derrumbará, no por fuerzas ajenas al partido, sino a consecuencia de las pugnas internas de sus integrantes.

Esta posibilidad ha cobrado nueva fuerza en los últimos días como resultado de la guerra sin cuartel que le ha declarado la profesora Elba Esther Gordillo a Roberto Madrazo, hasta ayer dirigente nacional del tricolor.

Gordillo, que todavía ostenta el título de secretaria general del PRI, acusa a Madrazo de tramar un complot para impedir que ella lo suceda en el cargo, tal como lo establecen los estatutos priístas.

Según la maestra, Madrazo –quien dejó su puesto para contender por la candidatura del partido con miras a la presidencia del país-- ha tratado de cerrarle el paso porque ella representa una corriente ideológica incluyente y democrática, totalmente opuesta a la de él.

La realidad, sin embargo, no es tan sencilla como la pinta la maestra. Pese a que durante mucho tiempo trataron de ocultar sus diferencias, Madrazo y Gordillo ---antiguos aliados incondicionales— rompieron desde hace años por el simple hecho de que, en lugar de trabajar juntos por la unidad y modernización de su partido, cada uno vio sólo por sus intereses personales.

Gordillo se queja de que Madrazo es un "mentiroso, traidor y desleal", pero no dice nada de por qué se ha ganado a pulso el rechazo de miles de priístas.

Es un secreto a voces que la maestra –quien es también la poderosa dirigente del magisterio nacional-- construyó su pequeño imperio al más viejo estilo priísta: mediante corruptelas, traiciones, amenazas y chantajes.  Entre los sambenitos que se le cuelgan está el de haber sido la autora intelectual del asesinato de Misael Núñez, un líder magisterial que era enemigo de Carlos Jonguitud Barrios, en ese entonces dirigente oficial de los maestros y mentor de Gordillo.

Nunca, por supuesto, se le probó este crimen, como tampoco se ha investigado a fondo el origen de su patrimonio personal, que incluye varias propiedades de lujo en México, París y San Diego.

Lo que sí ha quedado a la vista es que, para reafirmar su poder, Gordillo no tuvo empacho en aliarse con la pareja presidencial, algo que los priístas no le perdonan. Y por si fuera poco, en lugar de dedicarse en cuerpo y alma al fortalecimiento del PRI como ella afirma, trabajó tras bambalinas para formar otro partido: Nueva Alianza.

Madrazo, por su parte, tiene un historial igualmente nefasto. Tal como ahora lo describe Gordillo, el tabasqueño es famoso por sus mentiras y traiciones y por actuar al margen de la ley con tal de alcanzar sus propósitos. Todavía se recuerda cómo en 1994, cuando contendió contra el perredista Andrés Manuel López Obrador, ganó la elección gracias a un descomunal fraude y al derroche de recursos ilícitos que recibió de otro pillo: el ex banquero Carlos Cabal Peniche.

Es probable que, como en ocasiones anteriores, el PRI logre salir a flote de esta batalla campal. Pero difícilmente saldrá ileso del escándalo. Para recuperar la silla presidencial, el tricolor tendría que mostrar una imagen de unidad, transparencia y democracia que- al menos por ahora- será una meta imposible de alcanzar.

Total, si Madrazo gana la candidatura: ¡Valiente candidato sería!, pero ni a cual irle pues tan malo es el pinto como el colorado, porque Arturito no canta mal las rancheras.

 

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