jueves, 16 de diciembre de 2010

Un héroe del fútbol


Enrique Galván-Duque Tamborrel
marzo / 2005


Sepp 'El Gato' Maier sobrevivió a los tres juegos más dramáticos en la historia del futbol, dos de ellos en México 70 y el otro en la final de Alemania 74, cuando vencieron a la poderosa Naranja Mecánica.

 

 Él vivió y sobrevivió a tres juegos de infarto. Fue protagonista de esas tres batallas, y en una de ellas vivió su propio Waterloo.   Como pistón enloquecido su corazón latió e hizo latir con esa misma intensidad en tres de los duelos históricos y más dramáticos del fútbol mundial. Pero "El Gato" alemán tiene siete vidas.  Cuatro le quedaron intactas, pero, seguramente, deseoso de gastarlas de la misma manera.

Josef-Dieter "Sepp" Maier. El mejor guardameta alemán de todos los tiempos.  Con los brazos más largos que portero alguno haya tenido, Sepp Maier jugó cuatro Copas del Mundo: Inglaterra 66, México 70, Alemania 74 y Argentina 78.

En México 70 tuvo dos encuentros que la FIFA cataloga como los mejores en la historia del fútbol.  En cuartos de final, el 14 de junio de 1970, en juego que desató la histeria en León, Guanajuato, Alemania venció en tiempos extras 3-2 a Inglaterra, campeón del mundo vigente con un gol de Gerd Mueller en el minuto 108.  La tribuna, enloquecida, siguió de pie los tiempos extras en una marea implacable que llevaba el balón de área en área y las gargantas de alarido en alarido, emergiendo Maier como figura indiscutible de los germanos.

Y unas más…  Alemania a semifinales, ante Italia, el 17 de junio, en el Estadio Azteca.  Un desenlace trepidante, con Alemania sumando y sometiendo, pero el catenaccio italiano sentenció el juego: al minuto 111, Gianni Rivera, el "Bambino de Oro", vence la estirada de Maier.  Italia a la final ante Brasil. Alemania terminaría en tercer lugar al vencer 1-0 a Uruguay.  Dos encuentros que en la naciente televisión con cobertura mundial fueron repetidos hasta la saciedad por todo el orbe.

El fútbol había editado dos tomos de 120 minutos de suspenso, misterio y drama. Y Sepp Maier estuvo ahí.

La revancha…  Le aguardaba uno más, esta vez, con un final feliz.  7 de julio de 1974. Estadio Olímpico de Munich. 75,200 germanos enardecidos. Final de la Copa del Mundo Alemania 74.  El anfitrión ante la aplanadora.  En una esquina, el teutón inclaudicable de Maier, Beckenbauer, Vogts, Breitner, Overath, Mueller, Hoennes… y más.

En la otra, la Naranja Mecánica, la creación de Rinus Michels, Cruyff, Krol, Rep, Neeskens... y tantos otros.

Minuto 1. Neeskens de penalti hunde el balón en la red de Maier y una brutal daga en la piel abierta de una Alemania atónita, herida, consternada.  Hasta entonces, Holanda había marcado ya 15 goles… y había recibido sólo uno.  ¡Un gol en contra en 540 minutos de juego!  Y Alemania sólo tenía 89 por delante.  ¿Tiempos de hazañas? ¿Ante la mejor defensiva de la Copa, ante la perfección mecánica del fútbol total?  Y Maier sufrió, como todos, como los más de 75 mil en el estadio, como millones de alemanes.

"Aún lo recuerdo", señala Sepp Maier y sonríe largamente con su educado alemán y sus estudiados modales, a través de una intérprete.  Y simplemente explicó el milagro alemán como un dogma, como idiosincrasia de una nación que ha sobrevivido a grandes derrotas y a brutales episodios épicos.   "En Alemania no creemos en la derrota mientras hay un segundo de fútbol", explica durante una ceremonia de la Embajada de Alemania en Los Ángeles promoviendo la Copa del Mundo 2006.

"Por eso sabíamos que debíamos ganar la Copa del Mundo en nuestro país", afirma.  Lo harían. Alemania empataría en penalti por conducto de Paul Breitner al 25 y sentenciaría con el "Torpedo alemán" Gerd Mueller al 43.

¿Cómo se sobrevive a tres juegos tan cruciales, tan dramáticos que se jugaron al borde del infarto?

Aparece de nuevo esa larga sonrisa en este hombre de 61 años. "Disfrutándolos, saboreando cada uno". 

Nunca más… Maier recuerda el llamado "Juego del Siglo", que en realidad fueron dos. El primero aquella victoria sobre Inglaterra y el segundo la derrota ante Italia. Alarido, paroxismo, frenetismo, drama, histeria…

"No he vuelto a ver un juego igual al que le ganamos a Inglaterra. Fue grandioso, no creo que nadie que lo haya vivido o lo haya visto, pueda olvidarlo. Fue espectacular e inolvidable", mientras se frota los brazos, al darse cuenta de que la memoria en tránsito le eriza la piel.

Pero tiene un valor especial la coronación en la Copa del Mundo de su país.  No sólo por la historia inmortalizada en el título conseguido.  En 1974 la grandeza de la víctima es la inmortalización del victimario.  Alemania venció a la Holanda favorita, a la Holanda cautivante, a la Naranja Mecánica que mostraba al mundo una nueva forma de jugar al fútbol.

Guardavallas…  Maier sigue vinculado al fútbol.   Dejó su puesto de entrenador de porteros en la selección de Alemania por respeto a sus principios y honorabilidad, por defender a su amigo y arquero Oliver Kahn.

Sigue ligado al Bayern Munich y como estandarte mundial de su país, colabora para decirle al mundo que la mejor Copa del Mundo es la de 2006, con sede en Alemania.

Nadie duda de Alemania como anfitrión, pero las dudas persisten sobre Alemania como selección de fútbol.  "Tal vez no está en el mejor momento, pero estoy convencido de que estará lista para el Mundial y para ser nuevamente campeona del mundo. Hay jugadores importantes y comprometidos", explicó Maier.

Subraya incluso el ex arquero alemán que la Copa del Mundo será una competencia perfecta. En todos sentidos.  Descarta incluso que el escándalo arbitral que sacude a la Bundesliga pueda manchar a la competencia o al país organizador.

"La prueba de que el fútbol alemán es inocente es que todos están ayudando a encontrar y castigar a los culpables. Son actos de personas que lastiman al fútbol, pero no es reflejo del fútbol", dijo.

Durante la ceremonia de la Embajada de Alemania, Maier hizo gala de buen humor, de su habilidad para tratar el balón con pies y para refugiarlo y cobijarlo con las manos.  Sigue de cerca el fútbol y sigue siendo futbolista.

¿Maradona, Pelé, Cruyff o Beckenbauer?

Ja, ja, ja. Todos fueron grandes futbolistas. A todos los quisiera en mi equipo, bromea.

¿Gordon Banks (inglés), Lev Yashin (ruso), Dino Zoff (italiano), Harold Schumacher (alemán) o Sepp Maier? ¿Quién ha sido el mejor portero?

¿Pero cómo puedes preguntar eso? Por supuesto que Sepp Maier, ¡Ya!, responde mientras se pone las manos en jarras bromeando en el ademán de reproche al reportero.

Compáreme el fútbol de antes de 1974, el de después de 1974 y el de hoy…?

Muy distintos. En 1974 el fútbol empezó a cambiar, todos los países empezaron a evolucionar con un fútbol más físico, hoy predomina esa forma de jugar, especialmente en Europa.

¿México?

¡Uuuuuuuf! Después del de Alemania, los mejores mundiales se han jugado ahí, en México. El de 1970 fue maravilloso y el de 1986 también. Han sido históricos, responde Maier.  ¡Síííí, mi amigo!, dice en español con esa sonrisa que parece un ecuador a lo largo de su rostro.

Con un sitio privilegiado entre los críticos de su país, referente privilegiado para analizar el fútbol y a su selección nacional, Maier lanza un ¡Ya [sí en alemán]!, sobre si apuesta por Alemania para ser soberano mundial en 2006.

"El Gato". Josef-Dieter "Sepp" Maier.  Que perdió tres vidas de infartos en tres juegos épicos.  Y que aún le restan cuatro para gastarlas.

 

 

 

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