jueves, 16 de diciembre de 2010

Crecimiento de la actividad industrial

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel
marzo / 2005

 

 

La economía de México supero un trienio de atonía y logró una expansión de 4.1% en 2004, la cual tuvo como base una mayor demanda externa y, en menor grado, también la domestica.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) informó que la recuperación del empleo en México, el crédito y la mayor captación de remesas alentó el consumo y la mayoría en las expectativas, lo que alentó la inversión, lo que a su vez alentó la producción y el empleo.

La disciplina monetaria no evitó que la inflación se ubicara arriba de la meta de 3%, debido a los efectos de factores climáticos, las elevadas cotizaciones internacionales de ciertas materias primas y del petróleo.

Según la CEPAL, la política económica mexicana continuó la tónica de los últimos tres años: disciplina fiscal y austeridad monetaria de un marco de flexibilidad cambiaria.  En 2004 se alcanzó la meta del déficit fiscal de 0.3% del PIB.

La estabilidad económica, fundamento de la actividad industrial, en 2004 creció en términos reales 3.8%.   La industria manufacturera se incrementó 3.7%; en su interior, destaca la producción de la industria de la transformación, principalmente la producción de carrocerías, motores, partes y accesorios para vehículos automotores; "otros productos metálicos excepto maquinaría", jabones, detergentes y cosméticos; industrias básicas de hierro y acero.

Así mismo, productos base de minerales no metálicos; carnes y lácteos; vidrio y productos de vidrio; otros productos alimenticios; papel y cartón; aparatos electrodomésticos; petróleo y derivados; equipos y aparatos eléctricos; equipo material de transporte; vehículos automotores; productos de hule; aserraderos, triplay y tableros; refrescos y aguas; moliendas de maíz, entre otros.  Por su parte, la de empresas maquiladoras fue superior a 4.7%.

La industria de la construcción, una de las principales generadoras de mano de obra directa e indirecta, tuvo un crecimiento de 5.4%.  Este resultado fue reflejo de la importante  demanda de materiales como: madera, ladrillos diversos, perfiles de hierro y acero, concreto premezclado, asfaltos, accesorios eléctricos y sanitarios, yeso, estructuras metálicas, vidrio y perfiles de aluminio, principalmente.

La generación de electricidad, gas y agua reportó una variación de 1.9% como consecuencia del alza en el consumo de las empresas, básicamente.

La minería registró un ascenso de 3.3%, como efecto del aumento en la producción petrolera --derivada de la correspondiente extracción de petróleo crudo y gas natural-- y en la no petrolera, debido a una mayor obtención de fierro, carbón mineral, yeso, sílice, dolomita, fluorita, barita y manganeso.

Hay renglones específicos de la industria que tienen enfoques promisorios, ejemplo de ello es la electrodoméstica que invertirá 850 millones de dólares durante los próximos dos años.  Esto pese al incremento en el precio de los insumos y a la creciente colocación de productos elaborados por China.

Otro renglón que ha tenido avances significativos es la producción de autobuses y camiones.  Durante los once primeros meses (enero-noviembre) de 2004, la producción alcanzó la cifra de 58,125 unidades, lo que significó un incremento de 31.6% con respecto al mismo periodo del año anterior.  En cuanto a la exportación, en el mismo periodo se alcanzó la cifra 35,252 unidades, lo que representó un incremento de 55.8%.

Aunque es una realidad la superación económica de nuestro país, y sobretodo la firmeza que acusa la misma, un gran porcentaje de la población no lo percibe así en tanto  no le rebosen los bolsillos de dinero.  Se olvidan de un pasado cercano en que una  devaluación galopante minimizaba el valor del dinero; devaluaciones mensuales de más del doble de lo que actualmente es la anual.  Cuando los intereses eran del orden de 60% o más, dado que, por ejemplo en los créditos hipotecarios, se aplicaba el interés compuesto; cuanta gente perdió su casa por no poder seguir pagando las mensualidades dado los incrementos exorbitantes que sufrían.

En escasos diez años (1982-1992) el precio del dólar brincó de 25 a 3500 pesos (13900%) e inmediatamente, en 6 años (1995 al 2001) de 3.50 a 10 pesos (186%), disfrazado con tres ceros menos.  Total, de 1982 a 2001 el precio del dólar sufrió un incremento de 39900%, increíble pero así fue.  Sólo recordando esos aciagos años de un pasado cercano puede uno evaluar la real firmeza actual de nuestra economía.

La firmaza económica da sustento a seguridad en las inversiones y al sostenimiento de las fuentes de trabajo.  Hoy los créditos hipotecarios son con interese razonables y sin fijos de principio a fin, se acabaron las escalaciones y el compuesto.  En fin, "No hay peor ciego que el que no quiere ver" 

 

 



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