domingo, 12 de diciembre de 2010

Madrazo, el pérfido estratega

 
 Enrique Galván-Duque Tamborrel
julio / 2005

 

Muchos mexicanos, influenciados por la campaña mediática desatada en contra del presidente panista, han vuelto nuevamente sus ojos al PRI y han provocado que éste resurja con un vigor inusitado. Para muestra, basta señalar las sonadas victorias que el tricolor obtuvo recientemente en Nayarit y en el Estado de México.

Tanto dentro como fuera del PRI, se dice que detrás de estos triunfos está Roberto Madrazo, el tabasqueño que recibió un partido a punto de desmoronarse y que ahora clama que está nuevamente de pie gracias a su liderazgo.

Madrazo no sólo es el dirigente del PRI sino también el aspirante más fuerte para ganar la candidatura a la presidencia del partido. Y según las encuestas, el segundo en las preferencias de los electores (después del perredista Manuel López Obrador) para ocupar Los Pinos en 2006.

Sin embargo, para hacer realidad sus ambiciones, el priísta tendrá que remontar varios obstáculos.

El principal es su fama de hombre sin principios, que ha hecho que incluso dentro del PRI cuente con numerosos enemigos. Varios de ellos, como los agrupados en el TUCOM (Todos Unidos Contra Madrazo), están dispuestos a hacer lo que sea con tal de impedir que obtenga la candidatura presidencial del tricolor.

La historia negra de Madrazo es bien conocida. El tabasqueño acaparó la atención pública en 1994, cuando contendió por la gobernatura de Tabasco contra el ahora alcalde del DF, López Obrador.

Esos comicios, que culminaron con la supuesta victoria de Madrazo, atrajeron la atención de los medios por las numerosas denuncias y pruebas de irregularidades que presentó López Obrador contra el PRI y su candidato. Se demostró, por ejemplo, que se cometió fraude en un 25% de las casillas y que Madrazo gastó un 33% más de lo que debía en su campaña electoral con recursos ilícitos del Banco Unión.

El escándalo llegó al grado que el entonces presidente Ernesto Zedillo le pidió a Madrazo que renunciara a la gubernatura a cambio de la Secretaría de Educación. El tabasqueño aceptó en un principio, pero después dio marcha atrás y se enfrentó abiertamente al mandatario.

No sería ésa la primera vez que Madrazo actuaría así. Ese comportamiento se convirtió en una constante, como lo prueban sus fallidas alianzas con la maestra Elba Esther Gordillo, quien lo ayudó a llegar a la dirigencia del PRI y ahora es su enemiga, y con el mismo Fox, a quien ha prometido apoyar en varias ocasiones y luego ha abandonado en el camino.

Para llegar a la presidencia, Madrazo sabe que necesita limpiar su imagen. Y para ello no escatimará recursos ni creatividad. Recientemente han salido dos anuncios televisivos que recuerdan el accidente de aviación en que falleció su padre, Carlos Madrazo, considerado como la figura disidente más destacada del PRI en la década de 1960.

Los anuncios tienen la supuesta finalidad de conmemorar el natalicio noventa de Madrazo padre pero, dado el momento actual, es obvia su finalidad proselitista.

Él mismo Roberto ha reconocido que los anuncios ayudarán a que la gente conozca su lado humano: el de un joven que a los 14 años perdió a sus padres en un accidente que tuvo todos los tintes de sabotaje. Y todavía más, el de heredero de un político que ofrendó su vida por intentar democratizar al PRI.

El único problema es que esos ideales están lejos de ser los de Madrazo. Será interesante, sin embargo, ver si, explotando la imagen de su padre, el tabasqueño logra su cometido.

 



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